Te proponemos - plástico + vida
La humanidad genera 280 millones de toneladas de plástico anualmente, material que tarda de 800 a mil años en desintegrarse, casi un milenio de estancia en el planeta con impactos irreversibles al ecosistema. Su vida no le alcanzará para ver la desaparición de las bolsas que utilizó en su última visita al supermercado. Quienes aún no nacen pagarán las consecuencias de este uso irracional…
De acuerdo con el estudio “The New Plastics Economy: Rethinking the future of plastics provides”, de la Fundación Ellen MacArthur, el plástico es el primer material sintético creado por el hombre; su uso está registrado desde la civilización egipcia y tuvo auge tras la Segunda Guerra Mundial.

En 1957, Estados Unidos creó la primera bolsa de polietileno para sándwich, un producto innovador que simpatizó con estudiantes y amas de casa; más tarde, a finales de los 60, surgió un modelo para basura. La creatividad seducía al consumidor; en los 70, las tiendas departamentales aprovecharon para imprimir sus marcas, y en 1982, los supermercados las incluyeron para desplazar la tradicional bolsa de mandado.
Así, la practicidad se mezcló con la insensatez… La vida citadina, en constante innovación, la modalidad restaurantera de “para llevar” y el boom del consumo de agua embotellada, han provocado catástrofes y muertes, a partir del desecho plástico.
En 1988, en Bangladesh, las consecuencias del tornado Daulatpur-Saturia se agudizaron por la obstrucción plástica en 90 % de canales, tuberías y coladeras. El ministerio de rescate aseguró que, de haber existido conciencia sobre el manejo de este tipo de desechos, se habría evitado el deceso de más de mil personas ahogadas en su intento por destapar los conductos.
Autoridades chiapanecas de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas, en 2001, extrajeron del Cañón del Sumidero unas 13 mil 726 bolsas arrastradas por el río Grijalva, que ponían en riesgo la fauna. Sin embargo, ese mismo año, la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., encontró en el círculo polar Ártico una foca estrangulada con una bolsa de plástico.
A las orillas de las playas, las tortugas mueren ahorcadas con los arillos plásticos de los “six-pack”; por fragmentos de popotes incrustados en la nariz, o por haber tragado una bolsa que comprimió su intestino.
Las investigaciones de la economista y científica Ellen MacArthur revelan que, de continuar así, en 2050, habrá una tonelada de plástico por cada 3 toneladas de peces, animales que, de acuerdo con una reciente publicación de la Universidad de Uppsala, Suecia, se están volviendo “adictos al plástico”. Una vez que lo prueban, continúan el consumo sustituyendo al plancton y, adivine qué, seguramente muchos de ellos forman parte de nuestra cadena alimenticia.

Prueba de ello es la llamada “sopa de plástico”, un conjunto flotante de desechos, resinas y nylon, de 1.400 km2. Se ubica en el Pacífico Norte a 100 km de Hawái, descubierta accidentalmente por un oceanógrafo, en 1997. Algunos aseguran que, el plástico “llegó para quedarse”; lo verdaderamente urgente es transitar al uso responsable y a la toma de decisiones ecológicamente conscientes en la vida diaria, como rechazar las bolsas plásticas o sustituirlas por las de tela.
Por ello, Farmacias Similares ha lanzado una iniciativa para erradicar el uso indiscriminado de las bolsas plásticas.
Bajo el lema: “Menos plástico, más vida”, Farmacias Similares lanza SíMIplaneta, campaña de sensibilización ambiental. Cuando visite nuestras sucursales, el vendedor le preguntará si quiere bolsa; recuerde decir: “Sin bolsa, por favor”.
Hasta diciembre de 2019, por cada bolsa que los clientes no se lleven, Farmacias Similares donará el equivalente a una fundación que coadyuve en la preservación de especies, saneamiento de mares y conservación de ecosistemas mexicanos.